Nació en Tomé el 10 de agosto de 1926. De origen modesto, a los catorce años se trasladó a Santiago en busca de mejores perspectivas. Con dificultades se asentó en la capital, consiguiendo trabajo de mozo, ayudante de zapatero, portero de hotel y jardinero. Ejerció este último oficio en casa del artista Emilio Hermansen, quien lo introdujo en la pintura, dadas las inquietudes artísticas que expresaba. Luego consiguió trabajo en un taller de estampados, donde se convirtió en ayudante de dibujo. Entabló amistad con Nemesio Antúnez, Pablo Burchard Aguayo, Georges Sauré y Thiago de Melo, dándose a conocer en el medio artístico local. Los pájaros de exuberante plumaje secundados por flores y frutos son los motivos más reconocidos del autor, que pintaba sobre telas de algodón con anilinas, procurando colmar la superficie de cada obra con un marcado sentido ornamental. Otras figuras que trabajó fueron cabras, peces, mujeres y aves fecundas. En su última etapa artística desarrolló una serie de obras de carácter abstracto, a punta de pasteles, crayones y témperas sobre papel. En ellas buscaba “pintar la música”, en este caso, el jazz, uno de sus estilos musicales predilectos Tuvo una vasta participación en exposiciones. Entre las importantes podemos mencionar la exposición colectiva “14 Chilenos” en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (1961), la del Smithsonian Institution en Washington (1979), el envío chileno a la XIII Bienal de São Paulo (1975), o su participación en la Semana Latinoamericana de Arte en Frankfurt, Alemania (1976). Finalmente, conviene remarcar dos hitos en la trayectoria del artista, la creación de un gran tapiz pintado con sus características aves para el edificio de la UNCTAD III (actual Centro GAM) y su participación como ilustrador en el libro “Arte de pájaros” de Neruda, quien lo bautizó como “pajarero”. Héctor Herrera falleció el 16 de mayo de 2007 en Santiago.